jueves, 23 de mayo de 2013

ENTRADA PARA EL GUGGENHEIM

Trabajar en planta. Eso es lo que más falta me hacía. Así que apoyándome en el dibujo que había realizado en clase, empecé a tantear. A intentar producir un fondo generativo. 

Me dì cuenta que la línea de separación de las dos alturas de la explanada, era de las más importantes. Esa iba a ser mi charnela, mi punto de transición, y además iba a ser ella la que marcará la dirección de las líneas generadoras del artefacto.



Tras esta reflexión probé a hacer una nueva maqueta, está vez introduciendo el entorno, lo cual había sido un fallo en la anterior. Sin embargo, tras la tutoría, llegamos a la conclusión de que la disposición de mi artefacto era completamente azaroso. Tenía que buscar algun elemento ordenador.




























sábado, 18 de mayo de 2013

SEMANA 14

Tras la clase de hoy, parece que el trabajo realizado anteriormente tenga un poco menos de sentido.
Creo que hoy hemos saltado de ese mundo de ensueño, a un mundo un poco más real. Hemos estudiado la planta del Guggenheim, sus líneas directrices, su escala, su acceso, sus circulaciones, sus curvas y su campo de fuerza, el grado de influencia que ejerce. En realidad, esto es lo primero que debíamos haber hecho.

Sinceramente creo que de esta clase va a salir algo más claro, al menos algo más pensado, pensado para el lugar, y no para sí mismo.

Fondo matricial que da lugar al Guggenheim. Campos de fuerza de sus formas

Tanteo de encaje de mi proyecto. Líneas que van a dar las direcciones primordiales

miércoles, 15 de mayo de 2013

ENTRADA AL GUGGENHEIM

Tras mucho comerme la cabeza (quizá demasiado), llegue a la conclusión de que la entrada al Guggenheim debía consistir en un tránsito. Pasar del espacio de la calle a la grandiosidad y al mundo de ensueño del Guggenheim.

Una vez clara esa idea de transición, me puse a pensar. Debía haber una gradación entre la geometría de la ciudad y la del museo. Pasar de la ortogonalidad del espacio urbano a lo fluido y curvo que caracteriza este edificio de Ghery.

Esto me llevó a pensar en un cordón, o una tira de papel que se va plegando, se va doblando y dando lugar a formas, inicialmente rectas, con pliegues en noventa grados, y poco a poco, formas más curvas.
Planteamiento como una tira de material moldeable que se va plegando y volteando

Para realizarlo, empecé a buscar cosas que me inspirarán, objetos, edificios, esculturas. Oteiza por ejemplo fue una de las mayores influencias. Y a partir de ahí, surgió una primera aproximación.

Referencias. Poética curva de Gehry, Vacío de Oteiza, Juego de papiroflexia





Tras realizar la primera maqueta, me dí cuenta que realmente me faltaba un pensamiento en planta. ¿porque iba a ser válida directamente la primera solución que había obtenido? Asi que me puse a dibujar, a intentar aproximarme un poco al lugar.

Busqué algunas referencias. Extrapolé las líneas del ensanche de Bilbao para dar lugar a la matriz en la que se apoyarían las formas que yo iba a crear.

Probé. Tanteé. Intenté ver el efecto que este artefacto iba a producir.



Superposición de dos fondos generativos del primer cuatrimestre que pueden servir como matriz de la que emerja la forma




Modelo en Sketchup incabado, permite ver la sensación






jueves, 2 de mayo de 2013

VIAJE AL PAIS VASCO

Antes de viajar se planteaba ante nosotros un viaje denso, cargado de nuevos destinos y lugares a visitar. Como Pedro dijo iba a ser un viaje, pero no uno convencional. Se trataba de viajar no como un turista más, sino como una persona crítica y al mismo tiempo sensible capaz de analizar y releflexionar, siendo plenamente consciente de lo que ocurría a nuestro alrededor.
Iríamos al Guggenheim de Bilbao, al Kursaal de San Sebastian, al Museo Oteiza en Navarra; visitaríamos Donosti, su Peine de los Vientos, su Concha o su casco viejo; y lo observaríamos todo con ojos críticos y lo recorreríamos con nuestro cuerpo. Experimentar lugares con una actitud más crítica.

También se habló de la importancia de que todas nuestras vivencias fueran recogidas en los cuadernos de viaje. En palabras, en dibujos, en imágenes; construyendo así un recuerdo fuerte de lo sentido y lo vivido.
Solamente una vez antes había hecho un cuaderno de memorias, y es cierto, que cada vez que lo leo, que miro sus dibujos, los recuerdos reviven.

Me gustó especialmente una frase que mencionó Pedro del artista vasco Nestor Basterrechea: "Todos tenemos vivencias pero pocos experiencias. LA EXPERIENCIA ES UNA VIVENCIA RELATADA" Experimentar es hacer consciente lo insconsciente.


A partir de aquí, comienza la recopilación de los momentos del viaje. Durante todo el relato voy a tratar de mantener ese punto medio entre dejarse llevar por las sensaciones y sentimientos; y entender qué se siente y, más importante aún, por qué se siente. Quizá para mí esta sea la parte más complicada de llevar a cabo.

VIERNES 26 DE ABRIL

Museo Guggenheim, BILBAO

Este impresionante edificio se presenta como una enorme obra escultórica. El exterior por sí solo lo dice todo. Lo veo, y sólo me apetece recorrerlo, rodearlo, observarlo, y dibujarlo. Al ver los dibujos me doy cuenta de que se alza ante la ría como un gran barco.




El lugar que lo recoge es un tanto desconcertante. Edificios variados, un puente que cruza la ría con un pieza roja un tanto 'hortera', una torre muy elevada, la ría, casas más convencionales... Toda esta amalgama de estilos crea un ambiente, un lugar muy enriquecedor, en el que el Guggenheim se eleva como la pieza protagonista de este espacio de paseo y calma.


Como ya he dicho, el exterior es magnífico. Las formas fluidas, los volúmenes curvos invitan a recorrer cada uno de los rincones que nos podemos encontrar en el interior. Invita a entrar, y a dejarse llevar por el aparente laberinto que se esconde dentro. A entrar en él, pero no de un modo convencional, sino a penetrar por lugares extraños, por pequeños escondites. A explorar cada rincón hasta encontrar la abertura que nos permita deslizarnos al interior, tal y como se merece el edificio.
Mala suerte que hubiera que entrar por la puerta..

El interior del edificio se corresponde con la imagen que ofrece el exterior. Formas curvas, formas sinuosas, paredes que parecen toboganes, que nos incitan a deslizar por ellas, recovecos, rincones. Un lugar acogedor, y al mismo tiempo desconcertante. Un lugar para vagar, sin pensar, sin orientarte, simplemente para dejarse llevar. Es curioso que por mucho que te liberes y lo recorras sin rumbo, siempre acabas apareciendo en la zona del vestíbulo. Es un CAOS DENTRO DEL ORDEN.




'Primera impresión: sorpresa, incertidumbre. Cada rincón abre paso a un nuevo escenario. Recovecos. Esquinas que dan pie a nuevos ambientes. Ando relajada, vago sin pensar. Me pierdo pero me vuelvo a encontrar. Subo, bajo, avanzo, retrocedo. Es un juego. Un juego del edificio. Nos guía como a pequeñas marionetas. Juega con nosotros. Y nos hace sentir. Pero ¿el qué?. No estoy segura. Desconcierto puede ser. Es un edificio complejo. Difícil entenderlo. 

Quizá este es el momento de olvidar un poco esa parte racional que caracteriza al hombre. Quizá es el momento de sentir. Sólo sentir. Dejarse llevar. Quiero bailar con sus formas. Recorrer sus curvas. Descubrir todo lo que esconde, todo lo que este lugar puede ofrecerme. Vivir el lugar, con el cuerpo. Sentirlo'

Esto es lo que me hace sentir el edificio. Me acogen sus formas y sus espacios. Pero es él quien me guía, quien decide por donde voy. No soy yo. Me cuesta orientarme dentro, no encuentro fácilmente los caminos que busco. No se a donde voy, simplemente me topo con cosas, sorprendentes casi siempre. Nada está donde lo esperas encontrar. Las escaleras, los ascensores se esconden en algunos recovecos del hall. Este espacio, el vestíbulo, es la piedra angular del edificio. Todo parece retorcerse a su alrededor.

No lo considero un edificio funcional al uso. Su función es perdernos, desconcertarnos, asombrarnos. Es extravagante, egocéntrico, y su protagonista es él mismo, sus sensuales formas. Su escala supera la del ser humano.

Creo que una de las razones que hacen al edificio tan potente es la iluminación. La luz natural resbala por las paredes, baña los espacios. Sin embargo, encuentro rincones más oscuros, lugares que incitan más a la soledad. Sitios para observar desde ahí el resto del edificio.
La luz contrasta en los distintos materiales. Traspasa el vidrio, resbala por el yeso y rebota con el titanio que recubre algunas superficies. Este juego de luces es otro arma del edificio para asombrarnos.



Es un lugar para vagar, para liberar la mente y dejar paso a la imaginación. Laberinto del gozo. Disfruto del mero hecho de recorrerlo. Lugar para SOÑAR.



Kursaal, SAN SEBASTIAN

Personalmente, me sentí decepcionada con la imagen exterior de este edificio. Tras haberlo visto en fotos, muchas de ellas nocturnas, su exterior resultó ser mucho menos gratificante al natural. Me esperaba más, no sé el qué exactamente, pero sí algo más. 

Posiblemente tiene parte de culpa el hecho de que yo entienda esta construcción como una caja de luz. Lo realmente bello y espectacular de él reside en la transparencia de toda su cubrición, y es posible que solo sea capaz de captar el valor en él cuando el paso de la luz se hace patente, ya sea de fuera a dentro, o de dentro a fuera. Lo veo como una gran linterna. Por la noche ilumina lo que lo rodea, y por el día, lo que esconde dentro.

Lo que sí es cierto es que el edificio está situado en un lugar privilegiado: la desembocadura del río Urumea. Lo veo como una construcción que está ahí, pero que no interactúa con el lugar, no lo armoniza. 

La impresión del exterior por un lado no invitaba a entrar, pero por otro me decía 'pasa dentro, no 
puede ser sólo esto, tiene que haber algo más'. Y es verdad. El interior era otro mundo. La continuidad del exterior al interior no era muy patente. Se percibe una forma cúbica, pero no se adivina que dentro del gran cubo de vidrio se esconda otra construcción, más tradicional, en madera.

La luz. De nuevo es la protagonista del espacio. Un espacio fluido (al menos la zona de tránsito, los pasillos perimetrales) donde lo único que rompe la continuidad son los grandes tramos de escaleras. Piezas con las que choca la luz que entra por las grandes paredes vidriadas. Dan las referencias espaciales, introduciendo algunas penumbras en el ambiente. Hacen del espacio un lugar más complejo.

Dentro me siento despejada. Parece que la luz clarifique todo. Esa luz clara y uniforme. Resbala por las paredes interiores de madera, y se refleja en el suelo. Todo ello introduce la calidez en el ambiente.

Como ya he dicho, lo más interesante del lugar es la iluminación natural que entra práctimente en todo el perímetro del edificio. Al ser un recorrido, es muy fácil orientarse. Siempre rodeas el resto de espacios. Sin embargo, la disposición de estos no es tan clara. Unas salas dan paso a otras, y estas a otras. 

Parece que la luz natural de lugar a ambientes continuos, y su ausencia cree lugares más complejos.
La riqueza interior del espacio aumenta con los materiales. Me atrae mucho la madera. Roble, cedro canadiense y pino de oregón. Materiales cuya opacidad contrasta con la trasparencia del vidrio, creando un ambiente muy rico.

Precisamente la claridad hace que este edificio no permita ensoñar tanto como el Guggenheim, Todo es más evidente, más accesible a simple vista. No está lleno de recovecos o rincones donde ensoñar. Una mirada controla todo el espacio. Más que un lugar onírico, lo considero un lugar de reflexión, un lugar para pensar y divagar.


Peine de los Vientos, San Sebastian

Peine de los Vientos, San Sebastian
Iglesia de San Vicente, Donosti

Playa de la Concha

La Concha


Museo Oteiza, ALZUZA

El Museo Oteiza, un gran cubo de hormigón rojizo que se alza en lo alto de una colina. Un paraje natural alterado únicamente por esta pieza arquitectónica que contrasta con las formas del lugar. Gran construcción, intrigante, que me llama a investigarlo. Unas grandes escaleras me reciben y me invitan a entrar.

Es el momento de descubrir que esconde dentro.

El interior es, en cierto sentido una continuación del exterior. Al menos en su materialidad. El hormigón rojizo da a las paredes interiores una potencia, una intensidad que contrasta con los tonos apagados y oscuros de suelo y muebles. Todo ello con una iluminación natural que entra por lugares curiosos. Luz cenital resbala por lucernarios con formas vanguardistas. Grandes ventanales que parten del suelo y llegan hasta la altura del pecho. Los entiendo como cuadros que enmarcan la belleza del paisaje navarro. Dejan a un lado el cielo ('el cielo está en todas partes, no es nada especial') y se centran en el verde intenso del paraje. (' esto si que no se ve todos los días. Disfrutalo. Mira lo especial')

Dentro me siento acogida. Encuentro lugares oscuros para esconderme en mis pensamientos, y lugares iluminados que te llevan a dialogar. Me apetece recorrer este lugar, subir, bajar mil veces las suaves rampas que conectan las distintas plantas. Rampas que crean un espacio evocador, un espacio complejo, y al mismo tiempo, claro.


Estas rampas son los únicos elementos que me orientan. No es que yo sea una persona muy hábil en la orientación, me pierdo con facilidad, pero en este edificio me resulta más dificil orientarme. No encuentro lo que me espero. Busco más obras de Oteiza, y casi salgo del edificio. Ando por un pasillo buscando exposición y me topo con los aseos.

Pero en este desorden veo lo bonito de un museo. Perderse dentro. Recorrer lo inesperado y encontrarse con cosas sorprendentes e inesperadas.

A diferencia del Guggenheim o del Kursaal, creo que este edificio esta hecho a una escala más humana. No es tan enorme, pero esos lugares más pequeños son muy reconfortantes. Ofrecen privacidad, y en cierta medida, seguridad.

La dobles alturas que hay por todo el edificio crean un espacio más fluido, más dinámico. Tienes un mayor control del espacio, pero sin dejar de haber una barrera entre lo que ves y donde tu estas.

Lugar de ensoñación y reflexión que me sorprendió muy gratamente.
Delicioso postre para un viaje excepcional.