miércoles, 15 de mayo de 2013

ENTRADA AL GUGGENHEIM

Tras mucho comerme la cabeza (quizá demasiado), llegue a la conclusión de que la entrada al Guggenheim debía consistir en un tránsito. Pasar del espacio de la calle a la grandiosidad y al mundo de ensueño del Guggenheim.

Una vez clara esa idea de transición, me puse a pensar. Debía haber una gradación entre la geometría de la ciudad y la del museo. Pasar de la ortogonalidad del espacio urbano a lo fluido y curvo que caracteriza este edificio de Ghery.

Esto me llevó a pensar en un cordón, o una tira de papel que se va plegando, se va doblando y dando lugar a formas, inicialmente rectas, con pliegues en noventa grados, y poco a poco, formas más curvas.
Planteamiento como una tira de material moldeable que se va plegando y volteando

Para realizarlo, empecé a buscar cosas que me inspirarán, objetos, edificios, esculturas. Oteiza por ejemplo fue una de las mayores influencias. Y a partir de ahí, surgió una primera aproximación.

Referencias. Poética curva de Gehry, Vacío de Oteiza, Juego de papiroflexia





Tras realizar la primera maqueta, me dí cuenta que realmente me faltaba un pensamiento en planta. ¿porque iba a ser válida directamente la primera solución que había obtenido? Asi que me puse a dibujar, a intentar aproximarme un poco al lugar.

Busqué algunas referencias. Extrapolé las líneas del ensanche de Bilbao para dar lugar a la matriz en la que se apoyarían las formas que yo iba a crear.

Probé. Tanteé. Intenté ver el efecto que este artefacto iba a producir.



Superposición de dos fondos generativos del primer cuatrimestre que pueden servir como matriz de la que emerja la forma




Modelo en Sketchup incabado, permite ver la sensación






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