Somos cuerpos. Sí, lo somos, evidentemente. Pero la
pregunta es, ¿por qué no dejamos que este actúe libremente, que sea capaz de
expresar eso que somos, nuestras emociones, nuestras pasiones?
Fuimos niños, libres, ingeniosos, exploradores. Nos
pasábamos el día pintando garabatos, tirados por el suelo, saltando de banco en
banco, recorriendo de un modo CREATIVO el mundo. Sin embargo, ahora somos
autómatas, nuestro cuerpo se mueve de un modo determinado, ya no hacemos garabatos
sino que caligrafiamos el papel. Hemos dejado de EXPERIMENTAR con nuestros
cuerpos.
Según nos dicen, el objetivo de esta asignatura es
precisamente ese. Volver a actuar como niños. Volver a liberar nuestro cuerpo,
nuestras manos, e incluso nuestra mente. Ser capaces de volver a INVENTAR la
realidad y no conformarnos con una mera representación de la misma. ¿Quién
habría pensado que nada más entrar en la universidad íbamos a tener una
asignatura en la que “DESAPRENDER” aquello que ya habíamos asimilado a lo largo
de nuestros 18 años de vida? ¿Difícil verdad? Espero que con esfuerzo y
dedicación lo consiga. CREAR. SENTIR. IMAGINAR. TRANSMITIR EMOCIONES. CREAR. ¿Y
cómo empezar? Haciendo garabatos.
Precisamente en eso ha consistido nuestro primer día de
clase: en LIBERAR LA MANO. Para
ello, hemos tomado como artista de referencia a TWOMBLY.
Esta ha sido la primera obra que nos han enseñado del
artista. Tengo que reconocer que nada más verlo he pensado “¿Y esto? Pero si
podría haberlo hecho cualquiera”. Sí, cualquiera podría haber hecho un cuadro
dentro de ese mismo estilo, pero no ese en concreto. Ese lo hizo Twombly y por
tanto, representa la huella de sus movimientos, de sus emociones. Es una marca
de su identidad, de lo que sentía en el momento en que decidió pintarlo.
Como he dicho, un cuadro es una marca de una serie de
movimientos, movimientos libres asociados a una emoción. Por tanto, la única
forma de plasmar esas emociones en un papel o un lienzo a través del dibujo es liberándonos,
soltando las manos, relajándonos.
Relajarme. Al menos eso sí que lo he conseguido hoy. Es un
paso supongo. Es más, esa relajación ha ido creciendo a medida que avanzaba la
clase e iba sintiéndome más cómoda. La música de fondo ayudaba a desconectar, a
centrarte en tu papel, a introducirte en tu dibujo sin fijarte en el resto.
Esta es la imagen de mi primer dibujo, el cual tenía que
ser análogo al anterior de Twombly. Realmente, cuando lo estaba haciendo estaba
bastante perdida, no sabía que hacer. Supongo que es normal. Es un desconcierto
situarte delante de una hoja en blanco sin tener ni la más remota de idea de lo
que vas a hacer, y más si no estas acostumbrado. Supongo que se puede hacer
mejor.
Segunda imagen. Otra obra del mismo autor. Pero antes de
volver a pintar, toca pensar un poco. Analizar como está hecho el cuadro, el
orden en el que el artista lo ha ido construyendo. Para ello es necesario “ABRIR
EL MELÓN”, y ver que hay dentro.
Como seres humanos que somos, tenemos un pensamiento
racional, que nos lleva a buscar causas de las cosas. Para nosotros todo lo que
existe tiene una causa, y sentimos la necesidad de encontrarla. Es por ello que
un niño abre un juguete para explorar qué hay dentro.
Para encontrar estas causas empleamos el PENSAMIENTO,
ordenamos ideas y las jerarquizamos. Lanzamos conjeturas, las descartamos,
lanzamos otras nuevas, y así sucesivamente. Pensar es DISCURRIR, FLUIR,
conseguir que las ideas lleguen a tu mente para luego decidir si estas son válidas
o no.
Es necesario para ello, PROBAR, tantear. Y eso es lo que
hemos hecho hoy. Hemos ido pensando y probando en nuestros papeles esas técnicas
que creíamos que el artista había empleado. Equivocarnos, borrar y volver a
empezar. Eso es algo esencial. Las grandes cosas no salen a la primera, y por
ello hay que perder el miedo a equivocarse. Como dijo Thomas Edison: “No me he
equivocado, solo he encontrado 10.000 formas que no funcionaban”. Esa es la
actitud que debemos adoptar.
Mi dibujo (parte1)
Mi dibujo (parte2)
En este segundo dibujo estaba mucho más relajada. Mi
cuerpo se movía con más soltura. Pintaba algo. Me alejaba. Lo observaba y volvía
a adoptar esa postura de balanceo. Es algo así como una conversación con tu
propio dibujo. Y la verdad que el pintar estos garabatos, supone una liberación,
liberas tensiones al menos.
Finalmente, la tercera imagen. Una imagen más colorida, más
caotica. Un caos seguido de un orden a través de unas líneas curvas claras y
definidas. Lo hemos analizado, y después, al lio, a pintar, a mancharse, a usar
cualquier instrumento que se nos ocurra para dibujar: tizas, pasteles, barras
chunkys o incluso una goma de borrar.
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