Segunda semana. Continuamos con el mismo objetivo que nos
va a acompañar hasta el final del curso: iniciarnos en la CREACIÓN arquitectónica.
Pero no de cualquier forma, sino a través del DIBUJO, produciendo figuras a
mano.
Para ello, es fundamental LIBERAR, no sólo la mano, sino
todo el CUERPO. Este inicio en la
creación es una TRASLACIÓN, un paso desde una situación de partida, en la que
somos USUARIOS del mundo, hasta una situación de llegada, en la que nos habremos
convertido en CREADORES del mundo. Ahora mismo, situados en la posición de
salida, somos seres pasivos. Hemos aprendido, e incluso automatizado de tal
manera el modo de usar el mundo, que hemos olvidado cómo crear.
La socialización ha conseguido que adoptemos
comportamientos establecidos, normas de conducta, de forma que los movimientos de
nuestro cuerpo están modelados, y a través de ellos, también lo están nuestras operaciones mentales. Necesitamos que estas fluyan libremente. Para
ello, debemos interiorizar ciertas posturas, debemos interiorizar la operación
de TANTEO, un trabajo duro, que creará incertidumbre, puesto que para ello tenemos que adoptar el fracaso como
un modo de vida. Pero ello nos deparará una gran recompensa: la CREACIÓN. Convertirnos
en seres activos y ser capaces de resolver aquello que se nos plantea de un
modo único y personal, sin que nadie nos guíe.
Y todo ello lo vamos a conseguir, o por lo menos intentar,
a través del DIBUJO.
Para empezar, es importante que seamos capaces de analizar
las obras. Debemos entender el dibujo como un PROCESO, en el que el artista ha
seguido una serie de pasos para alcanzar la obra final.
Pero esto no es tarea fácil. Antes, es necesario
comprender que el mundo está FABRICADO. Las obras de arte están fabricadas.
Nosotros, a primera vista, sólo vemos el resultado final, pero detrás se
esconde un proceso de producción. Y eso es precisamente lo que debemos
averiguar, cómo se ha producido cada obra de arte.
Y así, como las obras surgen de las emociones, seremos
capaces de entender un poco más el sentido de las pinturas, y de lo que
representan.
Concretamente, la clase de hoy tiene que ver con eso, con
las emociones y su forma de plasmarse en el papel. EL GESTO Y LA TONALIDAD EMOCIONAL.
Pongamos un ejemplo.
El viernes pasado estudiamos dos cuadros totalmente
distintos. El primero de ellos, de Twombly era una imagen mucho más
expresionista, mientras que el segundo era más contemplativo, lento y meditado.
Pues bien, esas son dos tonalidades expresivas totalmente distintas.
El primer artista de referencia de hoy va a ser JOHN CONSTABLE,
un artista del siglo XVIII, próximo al Romanticismo y centrado en la
naturaleza, vista como un lugar de fuerzas poderosas, un ambiente sublime.
En sus cuadros, en los que aparecen nubes, podemos ver como
este expresa la tonalidad emocional a través de los gestos: trazos en distintas
direcciones, con distinta fuerza y mayor o menor grado de suavidad. Estos son dos ejemplos de obras suyas, en la
que la tonalidad emocional es totalmente distinta. Mientras que uno expresa calma, el otro transmite tempestad, furia.
El segundo artista que vamos a estudiar hoy es WILLIAM TURNER. Se trata de un pintor inglés de finales del siglo XVIII, mucho más
expresionista que Constable.
A parte de ser famosos por las acuarelas, este destacó en
la representación de tormentas. Y son estos fenómenos los que vamos a estudiar
hoy.
Turner expresa las tormentas como un CAOS CONTROLADO, y es
capaz de representar el movimiento de las mismas. Para ello, se vale de los GESTOS. Cada movimiento de la tormenta se corresponde con un gesto distinto, de
tal manera que sus cuadros se configuran como haces de pinceladas en distintas
direcciones.
Pero antes de nada, para ser capaz de representar de una
forma real estas tormentas, debe estudiarlas. Intenta entender el movimiento, a
través de dibujos analíticos. Y para ello, hace coincidir los gestos de la
mano, con los gestos del movimiento real.
Vamos a trabajar con un cuadro muy concreto suyo: Tempestad en los Alpes.
Este refleja una tormenta, brusca y potente. Para ello se
sirve de las técnicas de las que hemos hablado antes. Un movimiento, un gesto. Y
así consigue crear una imagen, un haz de pinceladas, que conforman una idea
global.
Comenzamos a hacer un dibujo análogo. Primer intento: un
fracaso. No he seguido la misma dinámica que siguió el autor y esto se debe a
que no hemos analizado con detenimiento el cuadro.
Dibujo 2 |
Así que toca pensar. Volvemos a observarlo y hacemos un análisis de él. Representamos
a través de un croquis, y de forma esquemática, las familias de trazos que
configuran el dibujo.
Croquis |
Tras esto, procedemos de nuevo a pintar, partiendo de
nuevo de cero. Y este es el resultado. Una amalgama de trazos en distintas
direcciones, con distinta textura y en distintos colores.
Dibujo 2 |
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