miércoles, 12 de septiembre de 2012

EDWARD HOPPER. MUSEO THYSSEN


11 SEPTIEMBRE 2012

EDWARD HOPPER. MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA

Hace unos días nos recomendaron que fuéramos a visitar la exposición que acoge el Museo Thyssen sobre el artista estadounidense Edward Hopper. Ya había oído hablar de ella anteriormente y sentía curiosidad por ir a visitarla.

A lo largo de la visita me he ido fijando en una serie de características que coinciden con las tendencias del artista. Sabemos que este fue siempre fiel al realismo pictórico y que recibió influencias del impresionismo a la hora de entender el color. Pues bien, me ha llamado la atención la importancia que Hopper le otorga a la luz y al color para definir los ambientes de las escenas representadas de una forma realista. Un ejemplo de ello es “Teatro de Sheridan”, en el que los tonos anaranjados y la tenue luz crean un espacio acogedor. 




En cuanto a los colores que emplea, utiliza tonos saturados, intensos, de acuerdo con las técnicas impresionistas. Y un ejemplo de ello es el cuadro que posiblemente más me ha llamado la atención de todos: “Puesta de sol ferroviaria”. El graduado en los tonos de los colores del cielo, el contraste con el terreno. Todo ello me trasmite una sensación de calma inexplicable.


Durante el recorrido por la exposición, he podido clasificar los cuadros en dos tipos según la temática: aquellos en los que aparecen paisajes (y en ellos incluyo la arquitectura) y aquellos en los que aparecen personas. También hay algunos en los que combina ambas cosas.

Entre los cuadros paisajísticos, me ha llamado la atención la abundante presencia de edificios arquitectónicos y de vistas urbanas. Pero eso no era lo más sorprendente, sino el encuadre personal desde el que artista enfoca la imagen. Pongamos un ejemplo: 



En este cuadro, “Dos puritanos”, que tiene como elemento protagonista una casa, esta no aparece en su plenitud, sino que el artista prefiere centrarse en el resto del paisaje circundante: los árboles, el césped, el camino… Con esto, consigue crear ambientes realistas. Deja de ser un edificio aislado, para convertirse en algo más personal. Este cuadro me hace sentir que yo misma estoy en él y que soy capaz de pasear por el sendero, de rodear los árboles y de detenerme ante la casa para observarla.

En mi opinión, lo que consigue Hopper con estas imágenes urbanísticas es hacer que aspectos vulgares de nuestra vida cotidiana como carreteras, puentes (“El Loop del puente de Manhattan”) o gasolineras (“Gasolina”) se conviertan en protagonistas de la escena, en parte de una obra de arte, y sean capaces de hacernos sentir emociones que nunca pensaríamos que elementos cotidianos como ese podría transmitirnos.


                                                                         Gasolina

                                      El loop del puente de Manhattan
En cuanto a las escenas de interior, que forman una gran parte de la colección, me ha llamado la atención “Habitación en Nueva York”.


En él, el artista hace que nos asomemos, desde una ventana, a una sala en la que se encuentra una pareja en un momento usual de su vida cotidiana: él lee el periódico y ella toca el piano, ambos con una expresión de cierto aburrimiento. Me gusta el contraste que se produce entre la oscuridad exterior, donde es de noche y la luz artificial del interior. Es pues, otro juego de luces y sombras, con el que Hopper incrementa esa sensación de intimidad. Este cuadro me hace sentir exterior a esa escena. Lo observo como un simple espectador, pero en ningún momento formo parte de ella.

He visto muchos más cuadros de este tipo, en los que aparece ilustrada la vida cotidiana, con personajes y escenas típicas que me resultan, en muchos casos, familiares: ”Sol de mañana”, “Conversación nocturna”.
                                                                  Sol de mañana

                                                      Conversación nocturna

Finalmente, me gustaría añadir que a través de algunos de los cuadros de Hopper he sido capaz de imaginarme escenas y situaciones, como si una historia tomara vida dentro de los cuadros y yo pudiera ser un testigo de la misma.

  

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